Descarbonización
Logística

Alcance 3 del balance de carbono: ¿por qué preocupa a todas las empresas?

Desde enero de 2023, las empresas con más de 500 empleados deben incluir el alcance 3 en su informe reglamentario de GEI. Pero, ¿dónde comienza y dónde termina este alcance 3 del que tanto se habla? Y sobre todo, ¿por qué es crucial tenerlo en cuenta para lograr los objetivos de descarbonización, en todos los sectores? 

Hasta el año pasado (2022), la evaluación reglamentaria de emisiones de gases de efecto invernadero (BEGES, por su siglas en francés) de las empresas de más de 500 empleados podía limitarse a los alcances 1 y 2: 

  • alcance 1 = emisiones directas de gases de efecto invernadero de la empresa (emisiones relacionadas con las flotas de vehículos de la empresa y la energía utilizada para sus producciones); 
  • alcance 2 = emisiones indirectas de GEI relacionadas con el consumo de energía de la empresa (electricidad, vapor, calefacción y refrigeración). 

Sobre esta base, que es relativamente fácil de calcular, cabe señalar que solo el 43 % de las 3106 empresas afectadas en 2021 por la obligación de publicar sus BEGES cada 4 años cumplieron con su obligación (balance de menos de 4 años + transición + presentación en el sitio específico de Ademe). La tasa de cumplimiento de otras organizaciones sujetas a esta obligación es aún menor, a saber, 23 % para establecimientos públicos con más de 250 personas y 18 % para entidades de más de 50 000 personas. En total, solo cumplieron el 35 % de las 4970 organizaciones obligadas a ello. [Fuente: Evaluación de 2021 de la reglamentación de informes de emisiones de gases de efecto invernadero, Ademe, septiembre de 2022] 

Un alcance 3 son palabras mayores. 

Hasta hace relativamente poco, se trataba de una mera recomendación, teniendo en cuenta que el alcance 3 es obligatorio desde el 1 de enero de 2023 (Decreto n.° 2022-982 de 1 de julio de 2022). El hecho de que en principio no fuese obligatorio podría sugerir que esta categoría de emisiones tiene menos peso que los alcances 1 y 2 en el balance de carbono de las organizaciones. Nada más lejos de la realidad:  

>> el alcance 3, que incluye todas las emisiones indirectas no incluidas en el alcance 2, suele representar más del 75 % de las emisiones de GEI de una empresa.  

Por ejemplo, el alcance 3 representa el 90 % de las emisiones totales de una empresa distribuidora de energía como Antargaz, debido a la naturaleza fósil de sus productos y al uso final que hacen los clientes de ellos. Para reducir su alcance 3, la principal palanca de actuación de la compañía consiste en modificar la naturaleza de los productos que distribuye, lo que constituye un proceso de descarbonización en el que se encuentra inmersa desde hace varios años (con el paso gradual al biopropano, que emite un 77 % menos de CO2 que el propano). 

El peso mayoritario del alcance 3 no es algo específico de las empresas del sector energético. El 98 % de las emisiones de Mozilla, empresa editora del navegador web Firefox, son atribuibles al uso de su software; en este caso, se trata de la electricidad consumida por los ordenadores de los usuarios finales. [Fuente: Magelan.tech] 

Esto significa que, para la mayoría de las empresas, resulta imposible establecer un plan de transición/descarbonización serio sin calcular las emisiones de alcance 3 

El alcance 3 es más difícil de abarcar 

Toda la dificultad radica en la extensión del espectro y el número de categorías de emisiones que deben tenerse en cuenta para abarcar las emisiones indirectas en las fases anteriores y posteriores de la producción. Para una mejor comprensión, el alcance 3 se divide ahora en 3 subtipos (teniendo en cuenta las 16 categorías de la clasificación anterior): 

  • emisiones indirectas asociadas al transporte: transporte de mercancías antes de la producción y después de la producción, desplazamientos, tránsito de visitantes y clientes, viajes de negocios;
  • emisiones indirectas asociadas a los productos adquiridos: compra e inmovilización de mercancías, gestión de residuos, arrendamiento de activos en fases previas a la producción, adquisiciones de servicios; 
  • emisiones indirectas asociadas a los productos vendidos: uso de los productos vendidos, arrendamiento de activos en fases posteriores a la producción; fin de vida de los productos vendidos, inversiones. 

Un subtipo final incluye «otras emisiones indirectas» no cubiertas por ninguna otra categoría del alcance 3. 

El objetivo consiste en adoptar las emisiones de GEI en toda la cadena de valor, lo que implica contabilizar las emisiones generadas fuera del alcance operativo de la empresa, por sus proveedores, prestadores de servicios, distribuidores, clientes y usuarios finales de los productos/servicios.  

La complejidad de este proceso puede aumentar rápidamente, lo que explica en gran medida por qué, en 2021, solo el 52 % de las empresas que cumplen con la obligación de presentar un BEGES había abordado el alcance 3 (que por entonces era opcional) teniendo en cuenta al menos una de sus 16 categorías de emisiones indirectas, con una media de 4,6. [Fuente: Ademe, 2022]. 

«El alcance 1 de algunos es el alcance 3 de otros» 

El reciente endurecimiento de la normativa debería cambiar esta situación. Sin embargo, más allá del aspecto normativo, lo que debe motivar la consideración del alcance 3 y la elaboración de un BEGES completo es el hecho de tomar conciencia de que la descarbonización de nuestras economías se produce necesariamente a nivel de las cadenas de valor y del ciclo de vida de los productos. Como señala Etienne Valtel, director general de Altens (proveedor francés de combustibles alternativos para el sector del transporte):  

«El balance de carbono no atañe solo a las empresas de más de 500 empleados. Toda empresa es parte de una cadena de valor, una cadena de suministro. Como resultado, el alcance 1 de una empresa es el alcance 3 de otra, y así sucesivamente. Es algo que afecta a todas las empresas. Toda la compañía debe actuar conjuntamente para alcanzar los objetivos ».* 

Por este motivo, cada vez son más las empresas, en particular pymes, que se comprometen a elaborar un balance de carbono completo aunque no estén obligadas a hacerlo. Lo hacen principalmente por tres motivos: 

  • porque sus clientes finales, los consumidores, son cada vez más conscientes y atentos a la huella de carbono de los productos que adquieren; 
  • porque han situado la cuestión medioambiental y la lucha contra el calentamiento global en el centro de su razón de ser y de su política de RSC; 
  • para acceder a los mercados de empresas y comunidades que, para no lastrar el alcance 3 de su propio balance de carbono, favorecen a los proveedores y prestadores de servicios con los mejores valores en términos de emisiones de GEI. 

Sin embargo, independientemente de la motivación principal, Stéphane Miet, consultor de Net Zero y especialista nacional en contabilidad de carbono de Bureau Veritas, señala una dificultad recurrente en relación con el alcance 3: 

«El alcance 3 impone porque supone la recopilación de una gran cantidad de datos, así como la implicación de muchas partes interesadas interna y también de muchas externas. Así, una empresa que utiliza servicios de transporte debe consultar a sus transportistas para averiguar cuál es la contribución de carbono de su actividad de transporte. Es así como se llega a confeccionar un balance de carbono, respetando ciertas metodologías e involucrando a los interesados externos. 

Formalmente, los transportistas no están obligados a hacerlo, pero aquellos que contribuyen no solo participan en la reducción del alcance de 3 de la empresa cliente, sino que reduce sus propios alcances 1 y 2. Si no contribuye, existe el riesgo de perder el trato ».* 

¿Por qué abordar el alcance 3 a través del transporte? 

Esta concurrencia de intereses aboga por la coordinación de esfuerzos entre los contratistas y sus proveedores, particularmente en el campo del transporte. El transporte suele ser una categoría importante del alcance 3. Tiene la ventaja de ser mucho más fácil de cuantificar que otros elementos, como el uso de los productos por parte de los clientes finales. Es por ello que cualquier empresa que utilice de servicios de transporte puede beneficiarse de establecer una estrategia de colaboración con sus transportistas, en lo que respecta tanto a la fase anterior (suministros) como a la posterior (distribución, entrega de último kilómetro).  

Por lo general, una estrategia así suele traducirse en compromisos o contratos a más largo plazo con operadores en fase de descarbonización sus servicios, mediante la modernización de su flota u la apuesta por combustibles alternativos como los nuevos biocombustibles, que suelen ser más caros pero emiten hasta un 90 % menos de CO2 que el diésel. Cabe mencionar los combustibles a base de aceites vegetales usados, que presentan ventajas adicionales al ser compatibles con los motores diésel convencionales. Un transportista que se pasa a este tipo de combustible no está obligado a cambiar sus vehículos, lo cual no es baladí si pensamos que la primera consecuencia de adquirir cualquier vehículo nuevo, aunque sea eléctrico, es el aumento la deuda de carbono de la empresa que lo adquiere. 

Otras dos categorías del elemento de transporte del alcance 3 permiten a las empresas mejorar rápidamente su balance global de carbono: 

  • Viajes de negocios. En 2021, Ademe destacó que el 58 % de las empresas sujetas a la obligación de publicar su balance de carbono tuvieron en cuenta esta categoría de emisiones. En la actualidad, resulta bastante fácil actuar en este ámbito. El desarrollo de las videollamadas ha permitido evitar una gran cantidad de viajes, especialmente en avión. Si existe la posibilidad, la empresa también puede dar preferencia al tren. En aquellos oficios en los que el desplazamiento por carretera es condición sine qua non para el ejercicio profesional (instalación, reparación y mantenimiento de equipos, peritajes y mediciones in situ, asistencia sanitaria a domicilio, etc.), las soluciones de optimización de rutas reducen el número de kilómetros recorridos en cerca de un 20 % y, por consiguiente, el consumo de combustible y las emisiones asociadas. 
  • Desplazamientos de casa al trabajo. En 2021, el 47 % de las empresas tuvo en cuenta esta categoría. La obligación, desde 2019, de establecer un plan de movilidad empresarial (PDME) para todas las empresas o los establecimientos con más de 50 empleados ha acelerado la toma en consideración de esta categoría de emisiones. La movilización de importantes ayudas económicas para animar a sus empleados a descarbonizar sus desplazamientos de casa al trabajo (coche compartido, movilidad activa, transporte público, adquisición de una bicicleta o un vehículo eléctrico, etc.) es otro aliciente del que disponen las empresas para trabajar en esta dirección. Paralelamente a estas acciones, las empresas pueden contar con las soluciones de sectorización de Nomadia para crear sectores optimizados en función de los hogares de los empleados, así como con nuestras soluciones de optimización de rutas para minimizar los desplazamientos tomando el domicilio del empleado como punto de inicio y/o finalización de las rondas. 

Todas las empresas pueden actuar sobre las categorías asociadas al transporte de su balance de carbono (alcance 1 y alcance 3). Independientemente de las categorías a las que se dé preferencia en este ámbito, la cuantificación de las emisiones es el primer paso para poner en marcha un plan de acción apropiado.  

¿Sabía que Nomadia puede ayudarle a recopilar los datos necesarios para sus cálculos? 

>> Nuestras soluciones no solo le ayudan a reducir significativamente sus emisiones, sino que centralizan información detallada de su flota de vehículos, los vehículos de sus empleados y su uso (número, tipos, motor, peso, año de adquisición, distancia recorrida anualmente por cada vehículo). Nuestras soluciones actualizan estos datos a lo largo del tiempo para ofrecerle una estimación de las emisiones totales de CO2 o, si se requiere un enfoque más específico, datos por ruta, por vehículo, por grupo de vehículos, etc. 

>> Además, Nomadia se ha unido a SAMI, la plataforma que le brinda a su empresa la oportunidad de «aportar su granito de arena para la protección del medioambiente» con la elaboración del balance de carbono según la metodología Bilan Carbone® y la puesta en marcha de un plan de acción a medida. Para que pueda suministrar fácilmente los datos necesarios a SAMI durante la puesta en marcha de su plan de descarbonización, el software de optimización de Nomadia utiliza el formato de datos requerido por SAMI, lo que favorece la exportación a la plataforma. Un motivo más para empezar ya mismo a abordar el alcance 3 de su balance de carbono. 

 

* Todas las citas están extraídas de la conferencia Scope 3 des Accords de Paris, nous sommes maintenant tous concernés ! («Alcance 3 de los Acuerdos de París: ¡nos afecta a todos!»), celebrada el 28 de marzo de 2023 en el marco de la SiTL.